domingo, 30 de marzo de 2008

Futurama


En el año F9A, el afamado historiador y escritor 111110101111110101110001 recibió el Premio Silicio por su obra ‘La caída del Imperio Humano’. Confeso enamorado de la raza extinta, dio pruebas una vez más de ello al concluir su discurso de agradecimiento con la frase: “Papá, siempre guardaré un trozo de carbono en lo más hondo de mi CPU”.

sábado, 29 de marzo de 2008

Sobre los dragones de cola estriada

Luis Royo
Los Draconian carmorhanöe constituyen una familia casi extinta dentro de los dragones alados. Conocidos comúnmente como dragones de cola estriada, los surcos apendiculares que les dan nombre son singulares para cada individuo. Su cuerpo está cubierto de rígidas escamas imbricadas de tonalidad azul. Sólo la parte inferior del vientre aparece descubierta y esa piel, aun coriácea, se hace vulnerable al filo de las armas. Sus orígenes se remontan a la Edad de las Tormentas, cuando de las profundidades de la tierra surgió el dios oscuro Grak-Mhul a lomos de Chaeronel, madre primigenia de esta raza de dragones.

El ejemplar vivo más longevo del que hay noticias es Nahorn el Bramador. Habita en la montaña de Gurufën, al norte del Valle Umbrío. Hace siglos que no tiene contacto con los humanos, desde que su aliento flamígero empezó a perder intensidad por la edad. Al no ser del dominio público este decaimiento, las gentes de la región evitan turbar su descanso. Como todos los dragones, es sabio en muchas ciencias y conocimientos. La biblioteca del castillo donde vive está atestada de libros que cuida con esmero casi amoroso y él mismo es el autor de varios ejemplares. Actualmente, se encuentra enfrascado en la elaboración de una vasta enciclopedia que pretende sea el Bestiario más completo de las criaturas del Reino de Merlog. Este es ya el decimosexto volumen.

viernes, 28 de marzo de 2008

La infinitud replegada


La floresta sucumbe en un calor movedizo de rumores expectantes. Cómplice, se aúna en la tensa espera del cazador. Balam aguarda y sus cien ojos son la noche intrincada que dirige los pasos de la amada presa. El tiempo exuda sus latidos al compás demorado de la llama que acecha, la fuerza vital contenida en las fauces entreabiertas del soberano de la oscuridad.

Luego un instante y el aliento refrenado de la selva estalla en el impulso brutal de Balam. Las garras hieren y los colmillos despedazan, vehículos de la muerte; a la vez, liberadores de la vida. La víctima huye así de su forma que la separa del viento, de las aguas, de las hojas; otorga su esencia al seno primordial que es Balam, ente portador de las potencias telúricas. El tigre real lanza su rugido de sangre y en él palpitan las almas de sus presas devoradas, del pécari, del venado, del tapir; y el pábulo verde del que se alimentaron; y el suelo que engendró el herbaje; y hasta el cielo que fecundó la tierra.

Balam es el todo, Balam es... la eternidad.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Carta de Miguel Hernández a Josefina


Amor amado, amada:

Aquí en el Ebro los grillos cantan a la luna y a las balas fugaces, y me tarda ya el devorarnos. Sueño a mi morena de moreno todo, y al niño de mi niña y mío que redondea tu vientre. La lucha no durará, o esta guerra al menos. Y vencedor o vencido, muerto o vivo, volveré para hundirme en tu regazo de mujer madre esposa. Querrán quitarme la vida y puede que maten mi cuerpo; pero aun así perderán, pues mi vida está contigo y en el que contigo vive. Si me quieres escribir, si te dicen que caí... ya sabes mi paradero.


(Humilde y escaso homenaje a uno de los más grandes poetas españoles)

Mujer nueve y medio


Observó asombrado (sí, asombrado) el voluptuoso reptar del cardumen azabache hacia los pechos. La mirada resbaló en su cintura para abordar la contundencia de unas caderas amazonas que enmarcaban la maraña salvaje e incitante. Siguió aquella cuña de pecado hacia los muslos ebúrneos, pareciera hubiesen sido conformados en un molde venéreo y carnal. El deseo lo poseyó, irresistible, y no pudo evitar acercarse, besar su boca entreabierta de labios concupiscentes.

El frío recibimiento lo liberó de su abstracción. Tomó una etiqueta del mazo y, tras rellenarla con gesto insatisfecho, se la pegó en la frente:

PROTOTIPO:
Eva Cazadora 2072-P01

COMENTARIOS:
Traza fisonómica perfectamente lograda. Mejorar efecto termocorporal.

lunes, 24 de marzo de 2008

Supremacía


Por selección natural, los hombres con alas fueron prevaleciendo. Así, la raza de aquellos que no las tenían acabó por extinguirse. Los alados, entonces, sintieron envidia de los peces.

jueves, 20 de marzo de 2008

Sin

'Zona de Preconsciente' Israel Zzepda
Viven en el algodón arrebolado del alba, en el reflejo sutil de una gota de rocío. Se les oye jugar entre los remolinos de una brisa fugitiva o en el crepitar primero de la leña verde en el hogar. Desahuciados, sin dueño, sin recuerdo. Son los sueños de los niños muertos. Aquellos que ya nadie soñará.

miércoles, 19 de marzo de 2008

La arrogancia de Damocles

'The sword of Damocles' Richard Westall, 1812
Ante el asombro de los comensales, Damocles baja del asiento real, lo desplaza hacia un lado y vuelve a ocuparlo. Crecido en su ingenio, se ríe en la cara del soberano Dionisio. La espada cae, rebota sonora contra las baldosas y acaba por clavarse en la garganta del cortesano.

martes, 18 de marzo de 2008

Papiroflexia


Siempre he sido aficionado a la papiroflexia. Tenía toda la casa llena de bonitas figuritas de papel: pájaros, serpientes, sombreros, aviones y hasta una primorosa Torre Eiffel sobre la repisa de la chimenea. Fenomenal hasta lo del incendio.

Desde entonces sólo hago barquitos de papel que inmediatamente ahogo en la bañera.

lunes, 17 de marzo de 2008

Pánico profundo


No existe otra palabra para definir lo que uno siente en el cementerio de Xalundes, en esta noche eterna donde los grillos cantan su armonía de serrín amortiguada rompiendo el silencio, pesado como una lápida.

Pánico, sí, y gritar. Arañando las tablas a dos metros bajo tierra.

domingo, 16 de marzo de 2008

Numen (Parábola del náufrago)


Nadó un mundo hasta encontrar la isla. Luego, las demás tierras emergieron.

viernes, 14 de marzo de 2008

Tarea de limpieza

'Dirty white trash (with gulls)' Tim Noble y Sue Webster, 1998
—Mañana vendré por ti —dijo la Muerte.

No sintió temor, tan sólo un enorme alivio. Estaba cansado.

Le dio tiempo a maldecir de nuevo aquella vez en que sus superiores le habían planteado el trabajo. Con la arrogancia de su juventud, quiso afrontar el reto seguro de su capacidad. Craso error. Su vida ha pasado en un intento vano de enmendar tamaño despropósito.

Tras su marcha llegará alguien que ocupe su lugar y, cuando vea la chapuza, mandará un informe al Consejo. Vendrán entonces los inspectores y sacarán a la luz cada una de sus fallas, de los parches, de las incompetencias. Su nombre quedará manchado para siempre. Debe actuar ahora y borrar todas las huellas.

Abre la mano y una nube gris y electrizada se forma sobre ella.

—Esta vez no habrá ningún Noé.

Sobatina arrabalera

'Tango argentino II' Pedro Álvarez
Tanguear con la Dina es desafrecharse con las pilchas puestas, así que te diga. De apronte es bueno escabiar un poco, dos chupes nomás, pa espiantar el arrugue. Al pucho, tienes que ganar con unos mangos a los musicantes pa que toquen de ajuntarse, y entonces te la arrimás en la milonga jamándola a los ojos. Esto es importante: de primeras, nada de balconearle el mostrador. Verás que no es mina de dormirse, se te enrosca al cuero bien prieta y la llevás macanudo, seguidora como sabiéndote la idea. Ahí ya le podés atracar la mano hacia la popa y, si sonríe, la tenés conquistada. Che, a poco que sientas la música, te juro que en ese momento se te olvida el resto del mujeraje. Catarle el muslo a la Dina cuando te levanta la rodilla a la cintura es como tocar gloria bendita, y ella se deja franelear con gusto mientras lo hagás a ritmo. Parece que se te monta a cada replegar de fuelle, siempre como atravesándote en la mirada. Te acerca la mejilla a la jeta y le notás la calor que bulle dentro. La misma que tiene uno cuando te repasa el pecho con los dedos y baja hasta donde le deje un acercar del baile. En pasar un tiempo, luego no hay que hacer más nada. La china ya está pa fierro, mismo darle a chispear unos pesos y rolando hasta la horizontal. Acaso, silbale unas tonadas de camino al conventillo pa que no se le vaya la hornada.

Ay, pibe... Y es que muy hembra es la Dina cuando la atrapa el tango.

jueves, 13 de marzo de 2008

Los dos lados

'These strange adventures' Maggie Taylor, 2007

“—¡Despierta ya, Alicia! —le dijo su hermana—. ¡Cuánto rato has dormido!”
Alicia en el País de las Maravillas (Lewis Carroll)



Los naipes habían desaparecido y también la sala del juicio. “¡Buf, vaya sueño más extraño!”, pensó Alicia, que se alegraba mucho de ver el rostro de su hermana mayor.

Cuando el cuerpo de ésta empezó a difuminarse, creyó que era por abrir los ojos de repente, pues todo el mundo sabe que las cosas están borrosas en un principio. ¡Pero no! Era verdad que desaparecía. Al final, sólo su sonrisa quedó, como flotando en el aire, y la boca empezó a crecer mientras los dientes se multiplicaban y afilaban. ¡Era el Gato de Chesire! Una voz que le resultó terriblemente familiar salió de aquellos labios: “¡Que le corten la cabeza!” Vio Alicia cómo la boca se convertía ahora en la de la Reina de Corazones, así que escapó muy asustada. Pero daba igual cuánto corriera, la sentencia seguía martilleando en sus oídos y risas siniestras le llegaban de todos lados (incluso reconoció la voz del Sombrerero y la del Conejo Blanco). De pronto, tropezó con una raíz que asomaba y se cayó de cabeza contra el suelo.

Despertó esta vez en casa y era su madre quien sonreía. Pero, por suerte, no desapareció. Pasaron los días y los meses y los años sin que nada raro ocurriese, aunque Alicia no pudiera evitar cierta inquietud cada vez que veía sonreír a su hermana. Hasta llegó a pensar si esa vida no sería en verdad más que un sueño, y si la realidad, el País de las Maravillas, aún esperaba a que despertase.

lunes, 10 de marzo de 2008

El concurso


No sabía que la Muerte también se hiciera propaganda.

Pero sí, llegó su anuncio a mi buzón. Decía:

“Nos es grato comunicarle que usted ha sido preseleccionado como uno de los tres finalistas en el sorteo de un viaje directo al Infierno, con todos los gastos pagados en una estancia a perpetuidad. Rogamos rellene el impreso adjunto para confirmar su participación. El ganador se hará público el día 12 del presente mes bajo acta notarial. Felicidades”.

Ayer eché al correo mi cupón de respuesta. A ver si hay suerte, porque nunca me ha tocado nada.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Expectación máxima


Un par de semanas antes, zascandileando en el patio, Guille se había encontrado una cajetilla de tabaco vacía. Aburrido de pegarle patadas, la cogió del suelo. Fue entonces cuando leyó el gran anuncio admonitorio que ocupaba un tercio del frontal: “Fumar puede matar”.

Desde entonces, cada tarde se sienta en un rincón del salón a observar la gran mole de su padrastro desparramada en el sofá frente al televisor. En tensión, con sus grandes ojos castaños muy abiertos, sigue las evoluciones del fumador compulsivo: la candencia de la brasa en la punta del cigarrillo, las volutas de humo trazando arabescos hasta el techo. Un ritual que a Guille le recuerda a fakires, tubos de escape y chimeneas de barco.

Pero al rato siempre ha de darse por vencido. Se levanta resoplando y se marcha mientras piensa que, con las ranas, todo sucede muchísimo más rápido.

martes, 4 de marzo de 2008

Efectos imprevistos


"Close your eyes and click your heels together three times..."
The wonderful wizard of Oz (L. Frank Baum)




La niña miraba el suelo con gesto de aflicción, mientras su dedo índice se enroscaba nervioso en una de sus trenzas.

—Pero Dorothy, querida, ¿qué has hecho?

Tía Em y Tío Henry no daban crédito. Monos alados se elevaban en el cielo sin nubes de Kansas y frágiles vecinos del país de Porcelana China huían atemorizados de la juguetona presencia de Toto. Munchkins y Winkies hacían sonar sus cascabeles mientras correteaban de un lado a otro en un confuso oleaje de azules y amarillos, y hasta un Quadling gordinflón dormitaba bajo su sombrero rojo a la sombra de un álamo. El León lanzaba rugidos de valor para gran inquietud de Tía Em; las margaritas del jardín sucumbían una a una bajo las manos enamoradas del Leñador de Hojalata; Tío Henry empezaba a notar un desagradable dolor de cabeza ante las peroratas intelectualoides del Espantapájaros.

Dorothy, llena de culpabilidad, rompió en un llanto interminable que amenazaba con desteñir aún más los cuadros azules de su vestido. No sabía cómo explicar a sus tíos que, en medio del sopor de la siesta, y soñando con ver de nuevo a sus amigos, había entrechocado tres veces sin querer las punteras de los zapatos.

lunes, 3 de marzo de 2008

Grano a grano (tanka)



Arranca el viento
la vida a la montaña
con su paciencia.

Muerte aguarda y descuenta
la arena en mi reloj.

sábado, 1 de marzo de 2008

El personaje díscolo


“... tomó la pistola entre sus manos y se la introdujo en la boca. Perlas de un sudor mórbido corrían por su frente. No había marcha atrás. Acabar, ese era el paso def...”

—¡Eh, quieto ahí! —Los ojos indignados de Patt Moriarty (íntimo amigo de Johnny Mulligan, detective privado) se clavaron en el rostro del escritor—. ¿Y se puede saber por qué tengo que suicidarme?

El autor detuvo su tecleo y soltó un suspiro. Era su séptima novela, así que ya estaba acostumbrado a este tipo de secundarios rebeldes. Con paciencia, le explicó:

—Verás... El amor de tu vida ha muerto en manos de la mafia china; los corredores de apuestas de todo Illinois te persiguen por tus deudas; acaban de diagnosticarte un cáncer de colon; y, más que nada, porque me da la gana.

Patt meditó sobre todo lo que acababa de escuchar. Rascó su cabeza y dijo:

—No.

—¿No? ¿No qué?

—Que no me suicido.

—¡Ja! Lo veremos.

—Pues sí: lo veremos.

Antes de que el escritor reaccionase, el personaje salió de su habitación de hotel y al instante regresó. Con la pistola, encañonaba a Johnny Mulligan:

—¡Aléjate de esas teclas inmediatamente o te quedas sin protagonista!

El escritor, desdeñoso, sonrió:

—Mátalo. Ya me encargaré yo de resucitarlo.

Patt lanzó un bufido. Salió de nuevo y volvió con otro rehén.

—¿Y ahora qué? —dijo triunfante.

Esta vez, el escritor vaciló: el rehén era él.