jueves, 22 de septiembre de 2011

En el nombre del padre


Secuestré al secuestrador de mi padre cuando intentaba recoger la bolsa del rescate. Al tercer día de palizas, confesó que ya lo había matado y enterrado en el desierto. Lo maté y lo enterré en el desierto.

Llaman a la puerta. Incluso antes de que me apunte con el revólver, sé quién es: tiene sus mismos ojos.

5 comentarios:

Verónica Ruscio dijo...

Me encantó.

Sergio P. Migoya dijo...

Gracias, Vero. Está padre, ¿entonces?

Verónica Ruscio dijo...

Ja, ja, ja. ¡Absolutamente!

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Unknown dijo...

es muy biolenta la imagel