
Veinticinco años llevo en esta empresa.
Recuerdo mis primeros tiempos, el aprendiz diligente que llegaba siempre temprano para causar buena impresión.
Luego vendría la rutina, me limitaba a estar en mi puesto a la hora en punto por no ganarme reprimendas.
Ahora no hay día que no me retrase. Como las novias en sus bodas, el jefe debe respetar las tradiciones.
 
 
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3 comentarios:
Eso quiere decir que ahora eres el jefe?
jeje...
;)
hombre, césar, yo no, será el personaje. Yo como mucho soy jefe de mí mismo. Graciñas a los dos por pasar ;)
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