jueves, 6 de noviembre de 2008

Poética de los comunes



Las algodonosas cruzan el azul e inmenso
y entre los frondosos se enamoran los cantores,
se engalanan coquetos los verdes de olorosas,
se acicala el rumoroso con sus cristalinas.

Sumergido en este primaveral te recuerdo
y añoro tus delicadas acariciándome,
perderme por tus profundos que me contemplaban
como si pudiéramos detener al eterno.

Mi atormentado no puede echarte más de menos,
se quedó encogido y olvidó cómo se late.


lunes, 27 de octubre de 2008

Cuarto menguante



Ella escucha,
lanza los perros contra el silencio.
Vuelven sin rabo,
con la resignada humillación
de los héroes sin batalla.

Ella fuma,
desdibuja con los dedos
la procesión volátil,
las sombras de sus ojos
quisieran ser tan danzarinas.

Ella recuerda,
aun sabiendo que es más lo que ha olvidado.
Emborronada memoria,
pasado acribillado de tachones,
mal menor que la página en blanco.

Ella espera,
la esperanza hecha remiendos,
el corazón en punto muerto,
el nombre-hombre todavía entre los labios,
entregada al sosegado consuelo
de alimentar con posibles
alguna lágrima de secano.


sábado, 25 de octubre de 2008

Mismamente

'Le El' Simon Schubert, 2005
En media hora se despierta, se levanta de la cama, se va a la cocina, se toma un café y dos bollos, se va al baño, se quita el pijama, se ducha, se afeita, se estruja una espinilla, se peina, se echa desodorante, se pone el albornoz, se vuelve a la habitación, se quita el albornoz, se viste y se calza, se dirige a la puerta, se echa un último vistazo en el espejo del recibidor, se ajusta la corbata, se marcha.

En la calle, cuando se dé cuenta de que una vez más se ha olvidado las llaves dentro de casa, se maldecirá fuera de sí a sí mismo y se volverá a recriminar el actuar siempre de forma tan irreflexiva.


Deseos (esbozos de minificción)


El de un ciego que anhela ver para dejar de escuchar lo ruidoso que es el silencio.

El de un ignorante que quiere ser escritor para dejar de ser ignorante, lo cual demuestra lo ignorante que es.

El de un creyente que reza a un dios que no es el suyo para que hable con su dios pidiéndole que escuche sus plegarias.

El de un niño que quiere ser mayor pero no viejo. Menos de veinticinco años, calcula.

El de una mujer que no quiere encontrar a un príncipe azul, sino a un hombre al que poder convertir en su príncipe azul.

El de un hombre que busca una mujer que no quiera convertirlo en su príncipe azul.

El de una Bella Durmiente que, después de un año de casados, querría volver a dormirse para no tener que aguantar más al Príncipe Azul.

El de un dromedario que aspira a ser camello por pura avaricia.

El de un poema con nombre de mujer al que le gustaría que los demás poemas dejasen de poner en duda su masculinidad.

El de un genio que desea encontrar un genio que lo libere para siempre de su lámpara.

El de un pintor que despinta sus cuadros en busca de la pureza.

El de un narcisista que quisiera ser otro para poder alabarse a gusto.

El de un soldado que querría que el enemigo falleciese de muerte natural.

El de un gigoló que desearía desear.

El de el Sol que, cuando se encuentra con su amada Luna, quisiera que no lo eclipsase.

El de un amor no correspondido que busca otro amor no correspondido para corresponderse, así sea siquiera por correspondencia o vía e-mail.

El de Dios que quisiera ser hombre para poder morir y conocer el Infierno.

El de un libro que preferiría dejarse de historias y pasar página.


jueves, 23 de octubre de 2008

Circus interruptus


La tensión se palpa en el ambiente cuando el hombre empieza a caminar sobre la cuerda floja. De repente, la tensión se apodera de la cuerda. El equilibrista sale despedido, atraviesa la carpa y se pierde en la infinitud. La cuerda saluda con un giro de comba infantil y agradece su colaboración al público, que se parte las manos a aplaudir.


miércoles, 22 de octubre de 2008

Resueños


Un hombre sueña que sueña que sueña que sueña que está soñando. Al rato sueña que sueña que sueña que sueña que se despierta. Luego sueña que sueña que sueña que se despierta del sueño en que se despierta. Y también que, mientras se levanta remolón de la cama, se queja de lo tarde que va a llegar hoy al trabajo, cuando al fin logre despertarse.


martes, 21 de octubre de 2008

La verdadera historia del cántaro y la fuente


De tanto ir el cántaro a la fuente, acabaron por enamorarse. Cada día, el cántaro más se llenaba de amor y, por consiguiente, menos de agua. Su dueña, harta de tanto viaje para llevar a casa la misma agua que antes en un ir y venir trasegaba, terminó por montar en cólera y estrelló el cántaro contra un muro.

De las potables lágrimas de la enamorada nacería una oda hermosísima y triste que aún cantan cada mañana las fuentes de todo el país, para solaz de sus habitantes. Sólo las personas, que tan poco tiempo tienen para escuchar a las fuentes, han olvidado esta historia. Apenas conservan de ella la expresión “amor destrozado” y un refrán, siempre más práctico de usar según conveniencia.


miércoles, 15 de octubre de 2008

Principio y final de una odisea


Recién partido de Ítaca, Odiseo rezó a Poseidón:

—Protégeme y guárdame, buen dios.

Así lo hizo Poseidón mandándolo al fondo del mar, a buen recaudo. Y Penélope espera que te espera, enredada por Homero.




martes, 14 de octubre de 2008

Tragedia de identidades


Le dices a Laura que la quieres, aunque tu yo sabe que no es cierto. También lo sabe su yo pero no se atreve a contárselo, porque ama profundamente a tu yo (amor correspondido). Ambos temen que, si ella descubre que no la quieres, no puedan volver a verse.

Por tu yo, dices, es que sigues con esta farsa. No debieras.


viernes, 10 de octubre de 2008

Sí aunque no



Un día de equinoccio en el Gran Bosque, el señor Conejo se topó con el señor Lobo.

—Podría haberme encontrado —se lamentó el señor Conejo— con el señor Ratón o con el señor Ciervo. Mire que es grande este nuestro Gran Bosque y voy a coincidir con usted, señor Lobo. No he tenido nada de suerte.

—Sí, sí la ha tenido. Aunque mala —se mofó el señor Lobo.

Pero en ese momento se oyó un disparo y el señor Lobo cayó al suelo víctima de malherimiento.

—Yo sí que no he tenido suerte —se quejó.

—No, no la ha tenido. Aunque bueno...

El señor Conejo se encogió de hombros y luego de patas para marcharse muy a bote pronto, antes de que el señor Cazador recargara la escopeta y su suerte volviera a mudar de adjetivo. Porque así de antojadiza se muestra la señora Fortuna para con estas cosas que suelen suceder, sobre todo un día de equinoccio, en el Gran Bosque.



jueves, 9 de octubre de 2008

Cualquier tiempo pasado fue mejor


Aquel hombre, por canas asomando la cincuentena, cruzaba sus manos grandes hacia el pecho como en ocultar algo bajo ellas.

—Vamos, buen amigo —uno decía de los que en la mesa le acompañaban—. Sabéis de sobra lo convenido siempre entre nosotros.

—Pero a mi cuerpo es menester lo que los vuestros tanto no precisan —pareció rebatir ceñudo el aludido, aun no sin cierto rubor en los carrillos.

Otro, de rostro ingenuo y sonrosado, afiló el mostacho fino con sus dedos como mostrando paciencia, mas sus ojos se le iban, con brillo de avidez, hacia entre los dedos del testarudo:

—Por Dios, que sois obstinado. No dudéis que vuestro éxito, en el haber conseguido, lo admiramos los tres con la justa reverencia. Mas la regla...

—Mas la regla es juramento —terció el cuarto hombre que hasta ahora se había mostrado silencioso, y en sus palabras podía notarse cierto matiz de autoridad.

Ante el acoso de sus compañeros, aquel hombre robusto lanzó un bufido de resignación, separó sus manos y empujó con ellas al centro de la mesa el motivo de las querencias: un modesto queso, redondo y rancio.

Sacó, el primero que hablara, una daga algo herrumbrosa de bajo la casaca raída, y en dos precisos tajos hizo la división. Antes de abalanzarse sobre el frugal alimento, quisieron aquellos menesterosos guardar su costumbre y, con tono poco convencido, rumiaron la arenga:

—Todos para uno...


lunes, 14 de julio de 2008

La aparecida


—Que te digo que es una fantasma.

—No, tío, no. Que los fantasmas dan miedo, ¿no ves lo guapa que es, atontao?

—¡Pero mírala cómo brilla!

—Aura, se dice.

— Pues eso, ¿no ves tú o qué? ¡Y además flota!

—La verdad es que lleva sábana blanca.

—Lo que yo te diga: un fantasma.

—¡Boh! Pues si que... ¿Y eso da miedo?

—Para nada. Anda, vamos a decirle al Perolas, que lo va a flipar.

Los dos niños se alejaron, no sin varias veces girarse para enseñar la lengua a la Virgen, sonrojada en su beatífica pose de brazos abiertos.


domingo, 6 de julio de 2008

Sexo hasta el desmayo

'Bésame mucho', ®ominitä
—¡Oooh, Dios! Cómo sabes lo que me gusta, cabrón —dijo Luisa apoyando firmemente las manos sobre la mesa.

—Pues no has visto nada. Así... Échate para delante que te voy a destrozar —baboseó Roberto con aire imperativo mientras perdía la mirada en aquellas carnosas nalgas frente a él.

Luisa se pasó la mano suavemente por la garganta cuando el soberbio falo entró por detrás sin miramientos y tuvo que gritar con desmesurado goce.

—Uhmmm —se derritió Roberto mientras apartaba el flequillo que le caía sobre la frente—. No sólo a mí me está gustando, ¿verdad, putita?

—¡Cerdo! Me estás desgarrando. ¡Ay, sigue!

Gemidos de placer desenfrenado salieron de la boca de Luisa en un crescendo frenético, alternándolos con grititos orgásmicos de delicia lacerada. De pronto, se le nubló la visión y las rodillas le flojearon. Roberto se apresuró a sujetarla.

—Lo siento —se disculpó ella—. Me he hiperventilado.

—Tranquila, suele pasar. Además, te noté forzado el tono cuando la clavada. Mejor descansa y seguimos mañana, queda poco por doblar. ¡Marco, borra ésta y lo dejamos por hoy!


jueves, 3 de julio de 2008

Dádivas


Lorenzo es cincuentón y ciego. Doña Emilia lleva mucho más larga la vida para compensar su diminuto cuerpo. Día tras día, acuden a su cita en el paso de peatones de la calle México. Se paran cada uno en una acera y aguardan. La espera se puede hacer algo larga pero, tarde o temprano, aparece alguien que se ofrece para ayudarlos. Si uno atraviesa la calle, el otro también lo hace y, al cruzarse, golpean con disimulo plástico contra madera, como un secreto rito de bastones. Y vuelta a esperar. Así pasan las tardes.

Hay quien alguna vez se ha fijado y les ha preguntado. Los dos contestan entonces la misma cosa:

—Se les nota tan felices al despedirse…

Hace tiempo que olvidaron quién tomó el hábito de quién y nunca se han dirigido la palabra.


lunes, 30 de junio de 2008

El poeta y la belleza



Dijo el Poeta:

"La felicidad es belleza y la tristeza es belleza.
Todo es belleza.
Sólo hay que tener ojos acorazonados
o un corazón contemplador
para verla".


viernes, 27 de junio de 2008

El filo cruel de la guadaña

'Amantes 110', Nicoletta Tomas Caravia
Mi esposa, mi amante, mi querida Julia. La enfermera abnegada de mis cuitas de paciente hosco. ¿Quién quiso tan pronto separarnos? ¿Y por qué así? Las almas que caminan ya por mundos diferentes cuando aún nuestros cuerpos permanecen juntos.

Deseaste ofrecerme tus delicias sin importarte que yo no fuese más que pellejo y tos. Dichoso fue el regalo de sentirte de nuevo, ángel mío: tus besos, tus caricias, tu sexo levantando lo que ya creía inútil. Por última vez pude saborear esos pechos de alabastro que el pudor marcaba en tu piel morena, gozar con tus artes amatorias aprendidas en todos nuestros encuentros anteriores. Me hiciste recordar momentos felices. Yo más joven y sano, tú siempre igual: preciosa... Como cuando te cogía en vilo y me atrapabas la cintura con las piernas, mi lengua buscando la tuya mientras con la mano me enfilabas hacia ti. Imágenes que quedarán grabadas en mi mente aun muriéndome cien veces. La Muerte... Esa maldita tramposa.

Te llevó con ella, amor. Tu cuerpo inerte sobre el mío y yo sin poder ni abrazarte.


martes, 24 de junio de 2008

Avance en las telecomunicaciones


CONSEJO ANCIANOS QUERER FABRICAR GRAN PIPA. DECIR NOSOTROS DIVERTIR MÁS MIENTRAS MANDAR SEÑALES HUMO. ALGO TONTOS. YO PREFERIR CIGARRILLOS. TÚ COMENTAR OPINIÓN A VUELTA DE TELEGRAMA.


jueves, 19 de junio de 2008

Perturbadora flor en el asfalto


En el cotidiano deambular por las caras anónimas apareció ella: rara avis de exquisitez in terris proletaria. Fue grato desnudarla por matar el tiempo. Del esbozo apuntado bajo el cruce de su chaqueta de hilo, conseguí unos lindos pechos menudos y prietos, con pezones como avellanas diminutas. Solté el prendedor para que la marea bruna cabalgara sobre sus hombros y acentuase el aspecto salvaje de aquellos ojos verdes perdidos en la monótona fuga de calles y edificios. Los pantalones volaron para obsequiarme con unas piernas de pecado. Con sumo cuidado las descrucé tras apartar de su regazo el portafolio en piel: se veía deliciosamente obscena en su ropa de reloj Cartier y sandalias de tacón alto.

El brusco frenazo me hizo vestirla de golpe, a tiempo para encontrar la barra donde sujetarme. La vi levantarse, al pasar sentí el roce sutil de las avellanas contra mi pecho. El estupor me atontó. Habría jurado que su boca no... Me había mirado un instante pero de frente, y sus labios no...

Decidí dejar las explicaciones para luego, saqué la agenda y anoté, antes de que se me olvidara, el número de teléfono que retumbaba en mi cerebro con aquella voz insinuante.



lunes, 16 de junio de 2008

Omnívoro


—Cuernos y pezuñas, herbívoro —respiró aliviado el biólogo experto en taxonomía.

—Cierto. Pero garras y colmillos, carnívoro —replicó el demonio antes de zampárselo de un bocado.


sábado, 14 de junio de 2008

Por la boca muere el pez

'El banquete de los dioses', Frans Floris de Vriendt
La fiesta de despedida del XIV Congreso Mundial de Divinidades estaba en su apogeo. Mayahuel ofrecía el pulque que manaba en catarata de sus cuatrocientos pechos a todo aquel que quisiese arrimar la boca. Jesús y Dioniso mantenían inagotables las reservas de vino mientras Osiris hacía otro tanto con la cerveza. Ménades y bacantes se mezclaban con los Centzon Totchtli y algún que otro ángel borrachín en una apoteosis de alcohol y sexo.

Alá contemplaba el espectáculo sentado en un rincón. De vez en cuando, lanzaba una mirada de súplica a su profético ayudante.

—¡Ah! —se encogía entonces de hombros Mahoma—, pues no haberlo dicho.


jueves, 12 de junio de 2008

Perspectivas vitales

'Bipolar', Cynthia May
Optimistas
Mientras el creyente pensaba que vivir era un dulce aperitivo del gran banquete del Cielo, el ateo veía la vida como la borrachera ideal: tras la muerte no hay resaca.


Pesimistas
El creyente sorbía su existencia en someros sorbos, temeroso de una mala digestión de llamas y azufre; el ateo no se atrevía a comerse la vida, consciente de que después no habría postre.

martes, 10 de junio de 2008

Enfermedad de transmisión genial

'Magic Lamp', Mihail Surkov
Un genio estornudó una bolsa de monedas infinitas, un reino y la mujer más bella, para el hombre que había frotado la lámpara. Curado de ambiciones, el genio se marchó feliz, no sin antes contagiar la enfermedad al hombre, que fue absorbido por la lámpara. Desde entonces permanece a la espera de que otro desdichado lo libere. Llevará su tiempo porque, tanto o más que hermosa, la mujer resultó inteligente: con la bolsa y una loable habilidad para la intriga, llegó a ser soberana del reino. En el rincón más profundo de Palacio permanece la lámpara, a salvo de manos avariciosas.


jueves, 5 de junio de 2008

Venganza alimentaria


En aquel país, los hombres crían cuervos para que se alimenten de gusanos, tradición rencorosa contra los que habrán de devorar sus carnes después de silbar la guadaña. Aunque la verdad es otra: los cuervos no comen gusanos por adiestrados, sino por el sabor a humano que guardan en sus cuerpecillos. Odian a los hombres y, con gusto, les arrancarían los ojos si esto no fuese perder la compostura, cosa que un cuervo de bien nunca haría. Por mucho que la gente diga.

miércoles, 4 de junio de 2008

El poliglotón


La puerta de atrás no tenía cerrojo. Entró, comió un primer plato, un segundo y un tercero. Luego, por divertirse, eructó y eructó y con su aliento a jamón la casita derribó.

Método y disciplina


A punto de escribir la palabra ‘Fin’, estornuda. ¡Oh, desaliño y alboroto! Pero el escritor es ser paciente aunque no pazca, tranquilo gramo a gramo. Recoge del suelo palabras, personajes, metáforas castradas de sus sentidos figurados, entrama dramas y proclamas, saca punta a lápiz y memoria una y otra vez hasta rendir de nuevo a fuego negro el blanco de las hojas. Después, con mucha calma, escribe ‘Fin’ por fin y se suena los mocos.

martes, 3 de junio de 2008

Amada


Te hacía de diez o doce gestos cada día. Aquí dentro te cambiaba en forma, te derribaba y construía con velos de color y falsos negros. Clavaba mis uñas en tu barro y tornabas aire que ríe, ritornelo ya escuchado que enmarcaba los modos en que te pensaba, en que soñaba que fueses. Forjaba tu no existiendo de retazos vivos en lienzos imperfectos. De diez, de doce a veces, desconocidas incompletas. Eras la ceja elevada tomando a sorbos el café que quema, la arruga alegre del ojo que sonreía a alguien que no era yo, que no quise nunca ser yo. Reinventaba tu figura en seda y se me hacía áspero el intento. Decía hacerte algodón y me recordabas que hay las nubes. Rebelde. Huidiza. Siempre un paso por delante y no te hallaba. Lo sabías y te divertía.

Más de una vez, mucho más de muchas veces te acuchillé desesperado, volatilicé mis anhelos en virutas diminutas con la esperanza de destruirte y poder no buscarte. Y entonces iba por las calles mirando el cielo por no ver a ras de suelo, con miedo de empezar a dibujarte de nuevo, aterrado de encontrarte inacabada en otro gesto fugaz.

Ahora ya no me perturbas, maldita amada. Sé que tu esencia es el sueño, no te quiero real, detestaría el tocarte. Eres completa al fin, humo y viento.

domingo, 1 de junio de 2008

Fin de fiesta


Él ya la había desnudado. Fetichista, no había querido que se descalzara, observándola con lascivia sobre las sábanas mientras abría varonil la pechera de la camisola y procedía a su propio desabrigo. Sintió ella un escalofrío gozoso cuando sus cuerpos se encontraron y aquella lengua empezó a regalar humedades por su piel. Quiso por última vez resistirse al mar de apetencias que la embriagaba, pero la súplica se murió en su garganta al notar cómo aquella masculinidad entraba deliciosamente abrasadora, rindiéndola en la pasión.

Poco después, en medio de un orgasmo, ni siquiera pudo escuchar las campanadas que sonaban en la medianoche. Más de uno se habría de extrañar al ver aquella calabaza abandonada a puertas de Palacio.

sábado, 31 de mayo de 2008

No siempre


Recogiendo flores, una mujer enamorada encontró un trébol de cuatro hojas:

-¡Qué suerte! -se dijo.

Arrebatada de amor, empezó a deshojarlo.

-Me quiere, no me quiere, me quiere... ¡Oh, qué mala suerte!

jueves, 29 de mayo de 2008

Invocación


Recogió la sangre en el cáliz sagrado. Invocó a los dioses seis días con sus noches según los arcanos ancestrales. Cuando no aparecieron, lamentó no poder preguntar al padre Antón, ya maloliente y descompuesto, si es que cada dios atendía a su propio cáliz.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Divertimento

'Le Reveil', Christian Coigny
No lo puedo evitar. En realidad es un hábito, casi como un ritual.

Primero me desvisto lentamente frente al espejo. Procuro hacerlo de la forma más sensual posible, inventando nuevos gestos incitantes cada noche. Desnuda ya, me gusta mirar cómo mis manos recorren la imagen reflejada. Voy hasta la cama y me tiendo con modales gatunos, frotándome sobre las sábanas. No sé si por morbo, entonces pienso en Juan, mi casero (he de reconocer que me atraen así: maduritos de buen ver). Mientras deslizo una mano hacia el pubis, imagino que él también comienza a tocarse. Me vuelvo ególatra con mis primeros gemidos, rozo el clítoris en el vaivén de los dedos perdiéndoseme dentro y ya no tengo que simular la delicia. Concibo a Juan a mi lado, la mente hedonista me regala sus caricias y me revuelvo hambrienta en el colchón. Quererlo entonces sobre mí, su hierro abrasador llenándome y los espasmos van viniendo, cada vez más intensos, hasta que el orgasmo brutal me estremece. Desbocada por el éxtasis, giro para morder la almohada y ahogar el grito que me suele asomar en el goce extremo.

A veces, sigo otro rato, pero normalmente lo dejo ahí. Después ya no es lo mismo. A lo sumo, como travesura final, apago rápida la luz. Me divierte mucho ver el tenue haz atravesar la oscuridad del cuarto, antes de que a él le dé tiempo a tapar el agujero.

lunes, 26 de mayo de 2008

Malentendidos

'Heartbreak stops the rain', Nicolás Cuestas

Qué extraña metamorfosis
la de ese batallón
que desfila por mis dientes
en formación perfecta
y acaba rompiendo filas,
desarbolado,
en el laberinto de tu oído y de tu mente.
Será que la boca es una herida
—la primera—
que nunca cicatriza desde el parto.


viernes, 23 de mayo de 2008

La petite planète

'El Principito', Antoine de Saint-Exupéry
Al principito le gustaba sentarse a ver la puesta de sol. Sacaba la pipa de agua que le había regalado un bereber durante su reciente visita a la Tierra, la encendía con una raíz de baobab que metía en uno de los volcanes y se ponía a fumar mientras recordaba a su amigo el dibujante de boas abiertas y cerradas.

Las volutas de humo, que olían a menta y caramelo, absorbían la humedad del aire y formaban nubes algodonosas que embellecían los ocasos con sus tornasoles. Pronto aprendió a domesticarlas para ahorrarse la tarea de regar su flor. Además, pensó que serían un buen remedio si alguna vez se olvidaba de deshollinar los volcanes. Son tan imprevisibles...

Lo que no le había dicho aquel bereber es que fumar fuese tan adictivo. A los dos meses de su regreso, el borreguito se convirtió en la primera víctima del efecto invernadero.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Siete (per)versiones de "La elefanta"



La elefanta

Los elefantes de un circo que llegaba a la ciudad de México se escaparon en la estación y, espantados con los pitos de las locomotoras, se echaron a correr por las calles, enfurecidos, haciendo destrozos. Un pobre señor que salía con su mujer y su niña de alguna comida con amigos y traía su par de copas, al pasar junto a él la elefanta, le tiró de la cola. El animal se volvió, lo levantó con la trompa, lo aplastó en el suelo y lo pisoteó. Me parece todavía más horrible el dolor de la viuda y la hija, porque no pueden ni contar de qué murió el pobre hombre. Si dicen: "lo mató una elefanta", todo el mundo se echa a reír.

[Alfonso Reyes, Animalia, México, El Colegio Nacional, 1990, p. 63]





Desproporción

Aquel hombre se encuentra con un elefante que avanza en carrera huidiza llevándose todo por delante. Con gran destreza, consigue sujetarlo por el rabo. El animal barrita de dolor. Lo levanta, lo lanza contra el suelo y lo pisotea.

Gulliver ríe malicioso y sigue su camino.



Cómo Lázaro se vengó del ciego y salió dél

A mí llaman Lázaro de Tormes. De mi vida hice ya en algún escrito, mas por desto, quisiera agora enmendar algo en lo dicho. Si entonces fui falsario, crea vuestra merced justo lo hice para no pasar por mentiroso. Trata de cómo salí de mi primer amo, el ciego, que no fue por arremeter éste contra poste frente al que lo pusiera, sino con astucia mayor.

Fue que en Escalona, por las bodas del duque desta villa, mandó el novio de buenos dineros vinieran unos feriantes, por saber que un elefante usaban para sus juegos. Viendo aquel animal, di con idea y burla para escaparme vengado. Habléle al viejo que el duque habría de dar pan fresco ese día para quien fuese a rogar limosna. Muy de presto mandó que lo llevara, y así fue que riéndome entre mí lo saqué hasta do la bestia estaba, no sin antes mareallo en vueltas de calles que perdiera el rumbo. Lo puse bien derecho tras el elefante para decille:

"En la puerta estamos, tío, y enfrente tenéis el tirador de llamar. Si queréis, os guío la mano..."

Quiso y al rabo se la llevé, para seguido advertille tirase fuerte al tiempo que yo me apartaba de un salto. Todavía pensaba el pobre de qué aquel bramido cuando el elefante ya lo asía con la trompa. Lo levantó y lo aplastó en el suelo, para rematallo a pisotadas.

Cuando esto he dado en contar, pocos lo han sentido cierto, pero es decir: "lo pateó el elefante", y no hay quien sepa guardar su risa.



Eran otros tiempos

Los mûmakil de las hordas que llegaban de Harad arremetieron contra las fuerzas de Gondor, haciendo grandes destrozos entre sus filas. Un intrépido soldado logró esquivar la embestida de una de las bestias, y al pasar se agarró del enorme rabo intentando penetrar con su espada aquella piel dura como el mithril. El mûmak se lo sacudió de una patada, se giró y lo ensartó en el suelo. Así reinició su furibunda carrera, con los despojos del guerrero en sus colmillos hasta que una certera flecha le atravesó un ojo. Menos horrible fue la suerte de la viuda y la hija que dejó aquel valiente en Tierra Media, pues al menos pudieron contar con orgullo de qué había muerto su hombre. Cuando decían: "lo mató un mûmak", todo el mundo las miraba con respeto.




Número de magia

Que nunca se debe agarrar a un elefante por la cola es evidente.

La mujer contemplaba con horror el sello de sangre y vísceras en que se había convertido su marido. Conmocionada, ni siquiera sentía el tironeo en su falda con que la manita insistente de la niña reclamaba su atención:

-¡Mami, mami! Dile a papi que lo repita.




El consuelo de la viuda

Terca como una mula, la elefanta se negó a avanzar sobre las tablas. El hombre alzó el rostro al cielo y maldijo en alta voz. Con la ayuda de sus hijos, probó a empujarla desde atrás. Imposible. Desesperado, asió con fuerza el rabo de la hembra y se colgó con todo el peso de su cuerpo. Una esponjosa pezuña lo envió hasta un árbol próximo donde se partió la cabeza. La elefanta ni se molestó en mirarlo; con andar cansino, reanudó su avance. El horror afloró vívido a los ojos de la familia de aquel desdichado pero, ante la urgencia del momento, la recién enviudada supo reaccionar. Apremió a sus vástagos y éstos fueron prestos a reiniciar el trasiego. Y aun conteniendo el llanto, la mujer no pudo evitar el pensamiento de que, al menos, nadie quedaría para reírse de tan absurda muerte.

Las primeras gotas empezaban a caer sobre el Arca.




De niños y héroes

Cuando Laurita era tan sólo un bebé, a su padre lo aplastó en medio de la calle un elefante escapado de un circo llegado a la ciudad. Su madre, avergonzada de tan surrealista muerte, le había dicho siempre a la niña que su papá había muerto de un mal aire que cogió. Una noche, espiando entre los barrotes de la escalera la cena de los mayores, descubrió la verdad. Laurita se sintió muy feliz. Ahora podría responder con orgullo la próxima vez que le preguntaran en la escuela.




La esquina

Dos vecinas suben juntas por Urzaiz camino del supermercado. Si nos acercamos, podemos escuchar cómo una cuenta que ha tenido que regañar a un tal Josito por decir que a cierto Paco lo acababa de pisotear una elefanta. Las señoras ríen estrepitosas la ocurrencia. A metros de alcanzar una esquina, un temblor rítmico y creciente en la acera les sube por las piernas. Luego... cesa. Ellas se miran dudosas pero al momento sonríen, y niegan con la cabeza burlándose de sí mismas. Con nuevos cotilleos, reanudan el avance hacia el final de la manzana. Una lleva la mano algo crispada en el pecho sujetando su chaqueta abierta. La otra, procura no adelantarse.

martes, 20 de mayo de 2008

Improvisando


Era duro estar al cargo de veintitrés sistemas planetarios, en especial por esa época en que parecía que todas las criaturas andaban a la gresca: los grubulian contra los felbak; los mlogla aliados con los zenomes para incordiar a los fzut; y los carrhis, resolviendo a phaser limpio sus disputas entre dinastías.

Una leve punzada le anticipó la llegada de un dolor de cabeza galáctico. Decidió dejar los grandes problemas por un rato y se entretuvo en pasar revista a sus dominios. Comenzó por las estrellas: bien, ninguna anomalía, tenían gas para unos cuantos miles de millones de años más; luego comprobó las trayectorias de los cometas: correcto, sin colisiones importantes a la vista; por último, echó un vistazo a los planetas menores.

Cuando el pequeño astro azul apareció en la visioesfera, no pudo evitar sonreír.

-La Tierra... -murmuró mientras gratos recuerdos volvían a su memoria.

Había sido la tesis final de su carrera deífica: “Formación de un mundo oxigenado”. Tanto reconocimiento obtuvo que le habían otorgado la contrata de su creación. Luego, con la gestación de Adán y Eva, había logrado el premio “Nuevas criaturas” e iniciado su fulgurante ascenso en la jerarquía cósmica.

Cuando sus obligaciones fueron aumentando, decidió dar libre albedrío a los humanos. Hacía tiempo que no miraba cómo les iba. Levantó la ceja decepcionado al echar un vistazo: como siguieran así, no durarían mucho. Era una pena.

-¡Señor, los felbak se han cargado el planeta Brulan! -bramó de repente el fototransmisor.

Lanzó una maldición y miró a su alrededor. En la sala de mandos sólo estaba el operador de telemetría estelar.

-Esto... Yeshus, ¿te apetece ser mi hijo?

domingo, 18 de mayo de 2008

Intrigas angelicales

'Lluvia de Ángeles', Rosa María Medina
Alguien usó las tijeras de plata celestial para cortar un pedazo de cielo. La mayoría de los serafines allí reunidos en concilio cayeron, sorprendidos, a la Tierra. La versión oficial fue que Luzbel se las había ingeniado para robar las tijeras, aunque nadie supo explicar cómo. En la corte empírea otros rumores circulaban. Querubines y tronos se acusaban entre sí. Nadie sospechó que las dominaciones quisieran ascender de coro y jerarquía, ni que tuviesen el valor suficiente.

sábado, 17 de mayo de 2008

El traslado


El inmenso tren de mercancías inició el camino llevándose a otra parte, piedra a piedra, la excelencia de Walsburg. Los fantasmas de castillo son una especie sedentaria. Dentro de un noble reloj de pared, viajaban, asustados y muertos de incertidumbre.

domingo, 11 de mayo de 2008

Con la muerte en los talones


Ahora estará sonriendo. Pero claro, sólo puedo suponerlo.

La indiferencia a la vida es un traje cómodo cuando todo lo que hay alrededor es un mar de arena. Supervivencia. Esa es la única palabra en estas tierras y de nada sirve buscar culpables. Yo no pienso hacerlo, pues así lo entiendo.

Lo vi acercarse, sus oscuros ojos de avaricia clavados en la mochila. Resulta hasta gracioso pensarlo: un trozo de piedra al que alguna vez se le llamó pan y mi raída manta para las noches. Eso él no podía saberlo. Comprendo que le pareciera sólo una presa fácil, un maldito europeo deambulando entre las dunas hacia una muerte segura, apenas ya sin fuerzas para dar otro paso. El destino había cruzado nuestros caminos y nada podía hacerse al respecto, así que me limité a dar la espalda a aquel hombre para no ver llegar la muerte. Mi cara hecha pellejo casi no sintió los mordiscos del sol al mirarlo de frente. Cerré los ojos. Pude imaginar entonces su estupor, al segundo su espanto; esta vez, ni siquiera fui capaz de sentir lástima ante el agónico alarido y escuché inmutable el ruido sordo de su cuerpo siendo succionado hacia la nada. Cuando el silencio me avisó que todo había acabado, sólo tuve que acercarme a su camello y tomar el odre que colgaba de la silla.

Y arriba el sol. Y abajo ella: mi sombra, sonriente. Aunque claro, sólo puedo suponerlo.

viernes, 9 de mayo de 2008

Pirámide alimenticia

'Pirámide Social' Alejandra Coirini, 2005
Quisiera describiros esquemáticamente cómo es la pirámide alimenticia en este plano paralelo en el que vivo. Simplificando, podría decirse que existen tres especies principales:

Debajo de todo están los Compungidos, que son unos seres muy tristes que básicamente se alimentan de recuerdos.

En un plano intermedio, situaríamos a los Románticos, que se comen a los Compungidos, pues les gusta mucho su sabor a lágrimas y desdicha. El cuerpo de aquéllos metaboliza la carne de éstos en una secreción de esperanzas que les corre por todo el organismo.

Finalmente, estamos nosotros, los Soñadores, que como buenos omnívoros nos alimentamos tanto de Compungidos como de Románticos, evaporándose por nuestros poros sueños muy variopintos que a veces trascienden al plano terrestre y se cuelan en la mente de los hombres. Y ahora que los nombro me asalta una pregunta: ¿De qué se alimentarían en mi mundo los hombres si aquí no existen vanidades?

jueves, 8 de mayo de 2008

Cumplidor


Veinticinco años llevo en esta empresa.

Recuerdo mis primeros tiempos, el aprendiz diligente que llegaba siempre temprano para causar buena impresión.

Luego vendría la rutina, me limitaba a estar en mi puesto a la hora en punto por no ganarme reprimendas.

Ahora no hay día que no me retrase. Como las novias en sus bodas, el jefe debe respetar las tradiciones.

martes, 6 de mayo de 2008

Dearistocradencia


En aquella mansión, ante la mirada ilustre de los ancestros que atisban desde su atalaya enmarcada, la familia se reúne para cenar. Ropa de etiqueta para sentarse a la mesa; mantelería fina, los ángulos bordados con el escudo de armas. Orfebres minuciosos repujaron la cubertería, que brilla bajo la luz vacilante de augustos candelabros: platos de porcelana con ribetes dorados, cucharas de plata, cuchillos con el mango de oro.

El servicio, dos señoras de edad improbable cuya juventud viviera el apogeo de una casa que ahora gime por sus heridas centenarias, acerca el alimento en bandejas impolutas.

Los comensales mastican despacio, prolongando el instante plácido de engañar a sus estómagos. Una noche más, deciden postergar la decisión de qué hacer cuando se acaben las ratas, ya escasas merodeadoras en los sótanos de su hogar.

Un día más

'Lonely road', Alex Marentes
Bobby contempló las nubes imprecisas que parecían anclarse al cielo de Dustville. Desde la radio de la ranchera, la voz de Mel Collins trillaba el aire con un country melancólico, acompañado por el orquestar monocorde de los grillos en celo.

—¡Estoy harto! —gritó Bobby saltando del capó—. Mañana mismo me voy de este pueblo de mierda.

Brenda lo atrapó por la espalda entre sus piernas de animadora. Se abrazó con fuerza y le susurró:

—Llévame contigo, Bobby.

Él se giró y la besó largamente. Le contó de un amigo que trabajaba en un casino de Las Vegas. Podría ayudarles. Comenzaron a tejer su red de esperanzas. En un momento, parecía de una enorme simpleza convertir tantos sueños de futuro en realidades.

Siguieron abrazados en silencio mientras contemplaban caer el sol hacia su cobijo tras las montañas, cada cual inmerso en sus ilusiones de libertad. El viejo Mac los saludo desde el tractor, como cada tarde de regreso a casa. Desde el pantano, las ranas empezaron a unirse al canto de los grillos. La señora Halliwell despachó los lamentos de Mel en su puntualidad de ocho y media, y comenzó a parlotear los cotilleos locales.

Bobby apretó la mano de Brenda:

—Alguna vez lo haré, te lo juro.

jueves, 1 de mayo de 2008

Fugaz e ilusorio instante de felicidad masculina

'Hombre con ojos cerrados', Juan M. Valcarcel Obelleiro
Qué delicia es tumbarse en el sofá, cerrar los ojos, olvidar la inminente cena en casa de los suegros, disfrutar del silencio momentáneo...

Qué desgracia es abrir los ojos y ver a Laura salir del cuarto. Arreglada, dispuesta... Y el relámpago furioso en su mirada.

Sueño kafkiano


La araña tejió la tela con sus sedas más delicadas. Luego se envolvió con ella.

Dejó una nota:

“Sea en este mundo o hacia el otro, volaré.”

miércoles, 30 de abril de 2008

Vecinos


En lo más profundo de la selva congoleña vive una peculiar familia de monos. A pesar de conocerse de toda la vida, se ha comprobado que cuando coinciden en una misma rama, o se cruzan al subir-bajar un árbol, o incluso si se encuentran por azar mientras aflojan la sed en la misma curva del río, se limitan a inclinar brevemente la cabeza fingiendo una mueca amable. Luego miran al cielo y uno señala hacia las nubes si las hay, el otro asiente como dándole la razón de algo mientras mueve el brazo en lo alto, según la dirección de donde venga el viento, hasta que el primero encoge el cuerpo y pone las manos como un paraguas sobre la cabeza. Entonces continúan su camino tras una despedida similar al parco saludo. En la noche ni se mirarán, cada uno acurrucado en su rinconcito de follaje del árbol comunal.

Decididamente, el comportamiento social de estos monos es de lo más curioso.

martes, 29 de abril de 2008

Cambio de opinión


La princesa anunció que se casaría con aquel que trajera a palacio la flor más hermosa. Ante los pretendientes que aparecieron, optó por desposarse con el heredero del país vecino.

domingo, 27 de abril de 2008

Penélope


La araña reina de Pino Largo, como cada día, tejía en su Palacio de Entrerramas la más hermosa de las mallas. La luz se filtraba por las hojas para arrancar destellos sutiles de la seda que mecía el viento. Pero otra telaraña más siniestra se engendraba alrededor de la dama. La Desesperanza urdía sus hilos, el Tiempo los tensaba alrededor de su corazón.

Llegó una vez más la noche y las criaturas de Pino Largo salieron a pasear tranquilas, confiando en el amor de la araña. Quizás fuera así y, una vez más, la reina habría deshecho su telaraña. Quizás..., aunque las redes del olvido seguían creciendo amenazantes.

sábado, 26 de abril de 2008

La leyenda del Halofonte


Tras arduos años de búsqueda, Obeirón logró arribar a la Isla Merea, hogar del Halofonte. Se internó en la espesura hasta encontrar el majestuoso Jardín de las Estatuas. Un lago de aguas opalinas ocupaba su centro, adornadas sus orillas con efigies marmoladas de dioses hermosos. Holló su pie el edén y un círculo de luz brilló en las profundidades del estanque. Emergió entonces el Halofonte, y Obeirón no pudo más que extasiarse en su belleza. Con cuerpo de águila y cola de pez, se elevó extendiendo sus alas de plumaje cárdeno, soberano de sus dominios. El zarco fulgor que lo envolvía sosegaba la mirada, hipnotizante, pero Obeirón no dudó: armó su arco con la saeta de punta en bronce estigio, cerró los ojos y, tal como había practicado, dejó volar el dardo mortal hasta el pecho de la bestia. Ésta cayó sin emitir ni un sonido de agonía, fulminada por la magia del metal infernal. Sin miramientos, Obeirón arrancó el pico y lo pulverizó en el mortero de arcilla bruna de Nubia. Añadió escamas de la propia cola del Halofonte y disolvió la mezcla con agua recogida del lago. La eterna juventud lo esperaba, pero el hombre no pudo evitar un estremecimiento antes de decidirse a tomar la poción.

Cuando el próximo aventurero se adentre en la Isla Merea, allí estará el Halofonte, renacido por la boca de un joven y eterno Obeirón que engalana con su figura el mítico jardín.

viernes, 25 de abril de 2008

Paradoja de la risa y el llanto


Caen pétalos y gotas sobre el patio de frías losas insensibles. Mientras, mi corazón, reseco.

jueves, 24 de abril de 2008

Desde la pecera



Toquetean gotas la ventana tétrica.
Sigo los surcos por el cristal.
¿Pienso? No: miro.
Rueda el minuto.
Tic... tac... tocatic, tic...
Gris:
mi vida, mi cuita, este día... gris.
Su lengua: bla bla bla bla bla;
mi cerebro: blup... reblup... queteblup...
Dardo hastiado al parloteo trepanante.
Nada. A lo suyo.
¿Resoplido intencionado?
Que no, ¡pues vale! Desconecto.
Horizontal,
a perderse en el cielo raso.
Dun dubidí dun da.
Sincopemos, sincopemos.
¡Sí! Mucho mejor.
¿Se habrá callado?
Ni idea, vete tú a saber...

sábado, 19 de abril de 2008

El destruco

'Conejo con barbachistera' Juan Carlos Rodríguez, 2000
Acabo de ver salir una chistera del fondo de un conejo.

Moraleja: La mentira se traga al mentiroso o, lo que es lo mismo, antes se atrapa a un mentiroso que a un conejo.