Primero, vio acercarse una mosca. ¡Clap! Las cejas se arquearon sorprendidas. Al rato, una mariposa. ¡Clap! El ceño se frunció con curiosidad. Más tarde, subió incauta una oruga. ¡Clap! Ahora la sonrisa revelaba cierto morbo. Absorto, no se percató de que su nariz ya casi la rozaba.
El hombre abanderado
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En la vieja Europa (¿cuál será la nueva?), es tradición que se identifique
a la derecha conservadora con el color azul y a la izquierda progresista
con el...
Hace 14 años
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