martes, 25 de diciembre de 2007

Irredento




Por detrás del aliento bífido del tiempo,
de la cotidiana molicie,
del metal mellado que atornilla el alma.


Por detrás del cadáver y su mueca,
de la luna agrietada,
del compás que se quiebra en cada intento.


Por detrás del esperpento,
del pétalo pútrido,
de las uñas rotas en la piedra.


Por detrás del cascabel partido,
del ojo y el cuchillo,
del gusano que hierve a fuego lento.


Ahí,
por detrás, aún y ahí,
late.

No hay comentarios: