
La tensión se palpa en el ambiente cuando el hombre empieza a caminar sobre la cuerda floja. De repente, la tensión se apodera de la cuerda. El equilibrista sale despedido, atraviesa la carpa y se pierde en la infinitud. La cuerda saluda con un giro de comba infantil y agradece su colaboración al público, que se parte las manos a aplaudir.
5 comentarios:
¡¡¡¡ qué bueno!!!! genial, genial!!!!!!
xagerá! jaja. Gracias y besote...
jajaja volvemos a lo clasico de vos! como siempre ingenioso.... y hasta chistoso jajaja.....
Sí, es verdad, un típico desvarío de los míos :D Gracias por pasar!
Sergio, excelente microcuento. Con tu permiso te voy a incluir en mis enlaces. Tenemos el mismo interés por los minis.
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