lunes, 17 de marzo de 2008

Pánico profundo


No existe otra palabra para definir lo que uno siente en el cementerio de Xalundes, en esta noche eterna donde los grillos cantan su armonía de serrín amortiguada rompiendo el silencio, pesado como una lápida.

Pánico, sí, y gritar. Arañando las tablas a dos metros bajo tierra.

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