domingo, 27 de abril de 2008

Penélope


La araña reina de Pino Largo, como cada día, tejía en su Palacio de Entrerramas la más hermosa de las mallas. La luz se filtraba por las hojas para arrancar destellos sutiles de la seda que mecía el viento. Pero otra telaraña más siniestra se engendraba alrededor de la dama. La Desesperanza urdía sus hilos, el Tiempo los tensaba alrededor de su corazón.

Llegó una vez más la noche y las criaturas de Pino Largo salieron a pasear tranquilas, confiando en el amor de la araña. Quizás fuera así y, una vez más, la reina habría deshecho su telaraña. Quizás..., aunque las redes del olvido seguían creciendo amenazantes.

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