sábado, 26 de enero de 2008

Seducción


Ella bebía su Dark Moon en la barra del Blick’s, consciente de las miradas que intentaban desnudarla. No le sorprendió, tampoco le disgustó, el descaro de aquel hombre cuyo cuerpo pudo percibir a un par de centímetros de su espalda descubierta. Se mantuvo indiferente, aguardando mientras removía el interior de la copa y fingía retocarse el recogido de sus cabellos.

Él acercó los labios rozando el vello invisible de la nuca, avanzando hasta hacerle sentir levemente su respiración sosegada en el lóbulo. Su mano izquierda se ubicó, como por descuido, en el arco satinado de la cintura de ella, mientras las palabras surgían como un susurro suave y serenamente seductor. La mujer recibió con agrado la frase introductora, pareciéndole original y no exenta de clase. Antes de girarse, miró con disimulo hacia la discreta generosidad de su escote para poder cerciorarse de que el contorno de sus pezones se marcaba sutil sobre la tela del vestido.

En un primer instante, se extasiaron mutuamente con la belleza lasciva de sus rostros, pero el adentrarse en las miradas les otorgó la decepción del entendimiento. Un fugaz centelleo rojizo de los ojos sirvió como despedida, dirigiéndose el íncubo hacia la puerta mientras el súcubo retomaba su postura de estudiada soledad.

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