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De tus labios, de tu risa,
de tu lengua, de tus dientes,
del deseo que palpita,
del secreto de quererte.
De tus labios horneados
beso a beso y frente a frente,
que alimentan y envenenan
por ser vida y siendo muerte.
De tu risa porque es arma
que tan blandamente hiere.
¿Qué es amar si no rendirse,
cobarde de no tenerte?
De tu lengua por lasciva,
carnal y húmeda serpiente,
oasis que nunca sacia
la sed de querer beberte.
De tus dientes, batallón
que por el blanco florece.
Tan de niña si sonríen,
tan de mujer cuando muerden.
Del deseo que palpita
moroso de que me beses,
aliento que cura tanto,
que tanto cura que duele.
Del secreto, niña mía,
que atesoro de quererte,
pues si es pecado tu boca
ya me tarda ser hereje.
Hambre de ti, hambre, hambre,
hambre de labios y dientes,
hambre de lengua y de risa,
hombre que por hambre muere.
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